La rutina, tus múltiples actividades te hacen llevar una vida de estrés y quizá tu cuerpo ya no pueda más, aunque tú creas que sí.
Estas son algunas formas en las que tu cuerpo te dice que ya es suficiente estrés y debes comenzar a hacer cambios en tu vida.
Te cuesta trabajo despertarte
Tienes más sueño de lo normal, incluso duermes más de 8 horas, pero sigues igual… con sueño.
Debilidad
A pesar de dormir y de “descansar”, no te sientes con energía, al contrario, te sientes todavía más cansado y no sólo es un cansancio físico, el hecho de pensar todo lo que tienes que hacer, te agota antes de tiempo.
Tienes ganas de cierta comida
Cuando estás sometido a estrés constante, tienes una baja de ciertas sustancias en tu cuerpo, entre ellos electrolitos, por eso se te antojan más alimentos con sal.
En otras ocasiones, te vuelves dependiente de alimentos estimulantes para obtener energía como el café y azúcar.
Subes muchísimo de peso
A consecuencia del estrés y de los alimentos que consumes, es más probable que empieces a subir de peso y a padecer lo que eso conlleva.
Te vuelves más intolerante
Antes soportabas más situaciones de estrés, pero ahora, hasta te enojas, te sientes rebasado y no puedes ni pensar en cómo resolverlas, lo único que quieres es huír o terminas explotando “sin razón” aparente.
Afecta tu situación hormonal
En este desequilibrio de hormonas, tu cuerpo prioriza las del estrés, dejando atrás las que regulan tu ciclo menstrual, por lo que puedes tener retrasos.
Te enfermas constantemente
Tus defensas están bajas, por lo que al no tener tus funciones inmunológicas al cien, tienes más probabilidades de enfermarte, sobre todo de gripe.
Dolores de cabeza frecuentes
Ya cualquier cosa detona tus dolores de cabeza: no dormiste bien, comiste chocolate, cualquier cosa que antes parecía insignificante, ahora representa una migraña espantosa y te has vuelto inmune a cualquier medicamento.
¿Cómo te sientes hoy? No descartes la posibilidad de visitar a un médico.