Seguramente han escuchado que las mujeres somos recurrentes a “fingir” los tan buscados orgasmos, y no es que los hombres no mientan, pero en este tema el 90% de ellos no tienen problema alguno para llegar al clímax, entonces ¿por qué mentimos si esto nos hace infelices?
Seamos sinceras, fingimos los orgasmos no por deporte, más bien por pena de no disfrutar el sexo con nuestra pareja, por no permitirnos conocer lo que nos gusta y falta de comunicación.
Es obvio que si nuestra pareja sexual nos conoce bien, va a notar una ligera diferencia cuando tenemos un orgasmo real o cuando lo fingimos, esto es porque nuestro cuerpo tiene cambios perceptibles al momento de alcanzar el éxtasis…
“La concentración de sangre en la zona genital aumenta, lo cual provoca que los músculos de esta parte se contraigan. En este momento se puede sentir una especie de latido o palpitación de los genitales, que dura hasta que se acaba el orgasmo. Nuestro cuerpo reacciona cuando alcanzamos el orgasmo y estos cambios son perceptibles tanto para nosotros como para nuestra pareja”.
¿Se dan cuenta? No debemos fingir solo por hacer sentir bien a nuestra pareja, que lógicamente si lo nota se va sentir fatal; actualmente estamos en la era en que las mujeres podemos disfrutar, probar y conocer nuestra sexualidad con toda libertad: NO TE QUITES ESE DERECHO.
Así que dejémonos de actuaciones mal hechas y sigue estos consejos:
- Conoce tu cuerpo, mastúrbate y descubre que te gusta.
- Comunícate con tu pareja, se vale que le digas como tocarte y donde.
- Juega antes de la penetración, déjate llevar.
- Utiliza la imaginación (omite escenas pornográficas, no todo lo que vemos ahí es real).
- No pienses en cosas extrañas, concéntrate y disfruta el momento.
- Adiós a la pena.
Existen muchas mujeres que tardan más que otras en llegar al orgasmo, pero si estás con la persona indicada, no importará cuánto tiempo tardes, así como ellos tienen placer, también desean el tuyo. No es leyenda urbana, el orgasmo si existe y puede ser múltiple, atrévete a descubrirlo.
