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martes, marzo 19, 2024
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Reflexión: “Un día vas a querer regresar el tiempo atrás”

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Si eres mamá, vas a entender muchas cosas con esta reflexión. ¡No te la puedes perder! Así como no te puedes perder el tiempo valioso con tus hijos.

Al principio no la noté…

Era sábado en la mañana y estábamos desayunando fuera. Yo estaba demasiado ocupada cortando hotcakes en pequeños pedazos, peleando con mi hija para que se comiera su huevo, aun cuando tenía cositas verdes encima, y luchando para que mi hijo dejara de echarle leche a su hermana con su popote.

En general estaba tratando de lograr tener un desayuno en paz, con mis hijos en silencio y bajo control.

Pero de repente sentí la mirada directa de una mujer desde la mesa de enfrente. Era una señora de entre 50 y 60 años, que venía acompañada de su esposo y de sus tres hijos adultos.

Al principio pensé que la estábamos molestando con nuestro alboroto o algo por el estilo.

Pero luego la miré con mayor profundidad. Y en su cara descubrí una expresión llena de melancolía y suavidad.

Era como si ella estuviera recordando.

Recordando cuando ella era una mamá joven con niños chicos. Cuando la maternidad era algo nuevo, cansado y lleno de vida.

Era como si ella estuviera recordando lo que se sentía sentirse necesitada por alguien TOODOO el tiempo. Sentir que tienes que guiar, enseñar, criar y amar de tiempo completo.

Ella estaba recordando y se veía que extrañaba.

Extrañaba sentirse necesitada por alguien más. Que sus besos, sus abrazos y sus caricias de sana-sana tuvieran tanto valor, y que unas personitas los necesitaran siempre con tanta urgencia.

Ella extrañaba sentir ese abrazo de un niño pequeño que cree que su mamá es el más perfecto e increíble ser.

Extrañaba tomar a un bebé en sus brazos y ser exactamente lo único que ese bebé necesita para calmarse.

Ella extrañaba los días en que era la persona más importante en la vida de sus hijos: antes de los días de escuela, y los trabajos y las familias y las esposas.

Sentada en aquella silla sentí cómo su melancolía me bañaba, y cómo la mujer extrañaba con tantas fuerzas lo que yo estaba viviendo. Fue como pude reconocer la belleza y la magia de mi realidad actual. La grandeza de mi caótica mañana.

Y pude recordarme a mí misma, algo que a veces con tanto trabajo se me olvida, ¡que criar niños pequeños es mágico!

Y que algún día yo estaré sentada con mis hijos ya mayores en una mesa, viendo en la mesa de enfrente a esa mamá joven que está despeinada o sin haber podido bañarse ese día. Tratando de comer unos huevos fríos mientras que intenta que unas pequeñas manos no derramen su café.

Y que al verla, desearé con todas mis fuerzas poder regresar en el tiempo.

 

Idea original de Janie Porter

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