Mis Queridas Lunas:
¿Les resulta familiar la siguiente conversación?
-¿Qué tienes?
– Nada.
-¿Estás segura?
– Sí
– Bueno, ya me voy.
– Haz lo que quieras, como siempre.
– Entonces dime qué tienes.
– Nada…
Como dirían por ahí: es chistoso porque es verdad. Yo confieso que más de una vez he caído en la trampa del “NADA” y sé que es difícil salir de ahí. La tarea de traducir en palabras eso que quema el estómago y carcome por dentro, no es tan sencilla.
Somos mujeres y como tales, nos entendemos. Sabemos que cuando nuestra pareja se equivoca o hace algo que nos duele, quisiéramos que se diera cuenta y supiera con “pelos y señales” qué sucedió. A veces parece que no escuchan, ni analizan sus actos y reacciones. ¿Cómo no vamos a enojarnos?
Pues sí, pero definitivamente no son adivinos… ¡y no tendrían por qué serlo! Hay que ser justos: ¡detengamos nuestra parte del drama! Está comprobado científicamente que los cerebros femeninos y masculinos reaccionan diferente, así que sintámonos orgullosas por estar atentas a los detalles , por ser observadoras y detallistas. Pero no dejemos que sigan diciendo que somos una “típica mujer” dando la “típica respuesta”, cada que ellos hacen su esfuerzo por acercarse y preguntar qué nos pasa.
Piénsalo bien: ¿tú crees que es fácil para ellos todo ese recorrido mental que existe entre darte cuenta de que tu novia está actuando extraño y animarte a preguntar qué le pasa?
¡Claro que no! Recuerda que para muchos hombres es difícil demostrar que algo les importa. Ese debería ser el primer incentivo para que nosotras también nos abramos a la comunicación. Si somos unas expertas en las pláticas, ¿por qué cerrarnos justo con la persona que amamos?
No estoy aquí como defensora de las equivocaciones de los hombres, cada una tiene sus razones para estar enojada y, si compartimos historias seguramente estaremos de acuerdo en las razones para estarlo. Pero la propuesta de esta noche va más allá: es que demos un paso adelante en nuestras relaciones. Manejemos nuestras reacciones de una manera un poco más consciente y madura (sí, ya habrá tiempo para que nos consientan).
Puede suceder que incluso tú misma no sepas bien qué es lo que te molesta, ¡entonces di eso! Verás cómo la comunicación crecerá. No estás negando que te pasa algo, pero necesitas pensar qué es para decirlo con las palabras correctas y no herir innecesariamente en el camino. También es importante que las palabras que eliges para expresar tus sentimientos sean honestas y no sólo una reacción súbita ante el enojo.
Vamos a intentarlo, mis lunas. No queremos más pláticas entre hombres que digan: “Típica reacción de mujer”.
