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jueves, abril 18, 2024
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Descubre qué tipo de apego reflejas con tu hijo

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¿Te dicen que eres muy posesiva o que dejas muy solo a tu hijo? No te sientas mal, ni culpable, esta información quizá te ayude a entender mejor tu comportamiento.

Se trata de la forma en la que consuelas a tu hijo cuando se siente angustiado. ¿Cómo reaccionas?

Hay distintas formas de apego, según estudios psicológicos, y esto es lo que definirá el vínculo con sus relaciones posteriores.

  1. Seguro
  2. Ansioso
  3. Evasivo
  4. Desorganizado

Los primeros tres años de tu hijo son los más importantes, es cuando se forma el modelo mental de sus relaciones y la forma en la que reaccionará en un futuro.

Manejar el estrés, la frustración, la angustia, es un tema que tienes que enseñarle a tu hijo, pero debes comenzar contigo misma.

Apego ansioso

Si reaccionas de igual manera, ansiosa o preocupada puedes provocar mayor ansiedad y angustia.

Si tu bebé llora en la noche porque busca consuelo, un abrazo o tu compañía, pero tú intentas dormirlo enseguida de manera ansiosa, en lugar de satisfacer esa necesidad, quizá te busque más seguido tratando de calmar su ansiedad.

Lo mismo sucede si no hay un patrón constante, si a veces ofreces consuelo y otras reaccionas de forma ansiosa.

Consecuencias futuras:

Encuentra a otros reacios a su compañía.
Frecuentemente se preocupa de que su pareja la deje de amar.
Cuando su pareja está lejos, se preocupa de que le interese alguien más.

Apego evasivo

Cuando lo consuelas de forma fría, distante e indiferente, tu hijo aprenderá a evitarte para buscar consuelo o a evadir sus propias emociones.

Un ejemplo claro es dejarlo llorar hasta que se le pase, se dará por vencido sí, pero también aprenderá a evadir lo que realmente siente.

Consecuencias futuras:

Se siente incómodo estando cerca de otras personas.
Le es difícil confiar en su pareja.
Se le dificulta involucrarse sentimentalmente.
Procura mantener su propia identidad a toda costa en las relaciones, así tenga que terminar el vínculo.

Apego seguro

Es una de las mejores formas de apego, es una sintonía con amor, cuidado y respeto.

Si llora en la noche, existe un consuelo tranquilo, con voz dulce, pero también firme y tranquila, sin mucho “chiqueo”, pero tampoco de un tono agresivo.

Hablar con tus hijos en ese momento también ayuda, hacerle saber que entiendes lo que siente y estás ahí para él.

Consecuencias futuras:

Encuentra fácil la cercanía con otros y se siente cómoda dependiendo de ellos y viceversa.
No se preocupa de ser abandonado o si alguien se le acerca demasiado emocionalmente.
En sus relaciones, la cercanía lo lleva a sacar y dar lo mejor de sí.

Apego desorganizado

En este caso los padres son tanto la fuente del miedo como la figura de protección. No hay una coherencia y el niño se siente cada vez más vulnerable.

Se presentan situaciones como abuso, trauma, negligencia y falta de atención.

Consecuencias futuras:

Tienden a ser agresivos.
Es probable que repitan el patrón de abuso y negligencia en sus hijos.
Son inseguros, pero a la vez violentos, tercos y con una tremenda ansiedad.

Consejos para un apego seguro

Estar bien contigo misma se verá reflejado en tus hijos, si es necesario busca ayuda.

Organízate tú primero y después al niño. Esto significa que bajo una situación de estrés, debes calmarte primero y después calmar a tu hijo, no viceversa.

Atiende tu estado emocional es esencial para ayudarlo. Si también tienes constantes episodios de ansiedad, estrés o frustración, es necesario que te atiendas.

Ofrece primero tu comprensión y empatía, aunque tengas que dejar atrás otras actividades como las labores de la casa, el estar con amigos o atender a otras personas.

Muchos creen que los niños deben “acostumbrarse” a la dinámica familiar, pero también es necesario que escuches sus necesidades, están conociendo el mundo y tú debes mostrárselo.

El berrinche puede ser incómodo, pero es sólo la consecuencia de no saber controlar sus emociones, no tienen la experiencia que tú para hacerlo.

Ayudarles a entender lo que sienten, también ayudará a que en un futuro sepan identificar sus emociones, que fluyan y así desaparezcan, nada es eterno.

Descríbele sus necesidades o deseos como si le leyeras la mente, por ejemplo, “Tú quieres ese juguete, pero no lo alcanzas porque el mueble está muy alto; por eso estás enojado, te entiendo, pero tranquilízate y vamos a bajarlo”.

Con información de: Mamá por primera
Fuente: Naran Xadul

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