Puedes enseñarle disciplina a sus hijos de forma positiva, sin violencia, gritos o golpes.
Berrinches en lugares públicos, groserías y otras acciones pueden causar frustración, enojo y desesperación por parte de los padres, pero no todo está perdido.
Encontramos algunos consejos que te pueden servir.
Establece una buena relación
Esto es todos los días, es una base de confianza, amabilidad y respeto. Habrá días buenos y malos, pero esta base es muy importante para el futuro de tus hijos.
Enséñale sobre las consecuencias
Esto es importante, si le pediste que no hiciera algo o viceversa, es necesario que le indiques cuáles serán las consecuencias.
Quizá no sea un castigo, pero sí una forma de enseñarle que todo lo que haga tendrá una consecuencia.
Acción-recompensa
Puede ser en una frase directa, por ejemplo: “Cuando termines tu tarea, puedes ver televisión.
Entretenimiento sano
Dependiendo del lugar al que vayan, puedes darle una actividad que lo mantenga atento y entretenido. Por ejemplo, pedirle ayuda para escoger algo o pedirle su opinión, involucrarlo.
Dale opciones
Cuando haga un berrinche por algo que quiera, puedes darle opciones para que elija. Si no quiere comer, dale opciones saludables para que elija, lo involucras en la decisión.
Reconoce cuando hace algo bien
Dile lo bien que está haciendo aquello que le pediste. Ellos también se sienten bien cuando los reconoces.
Habla siempre de forma positiva
Encasillarlo o ponerle etiquetas como: “es muy grosero”, “es muy latoso”, “nunca obedece”, puede hacerlo sentir muy frustrado, mucho menos lo hagas frente a los demás.
Sé un ejemplo
Los niños repiten acciones, si está haciendo algo que no está bien, sería también importante evaluar qué podrías estar haciendo mal tú y que tus hijos lo repitan.
Quizá no es la misma acción, pero tus hijos pueden estar interpretando que hay ciertas acciones que pueden pasar por alto sin aparentes consecuencias.
Dales la oportunidad de expresarse
Pregúntales por qué se comportan así o qué están sintiendo, quizá no te lo digan con las palabras precisas, pero puedes entenderlo y explicarle también qué es lo que le está pasando.
Recuerda que no son expertos en el control de sus emociones y necesitan ayuda para entender qué está pasando sobre todo con temas como el enojo, frustración y tristeza.
Date tiempo
Si no quieres gritar, no te sientas culpable de retirarte de la escena e incluso tomarte un tiempo para ti. Si no corren riesgo, puedes dejar a tus hijos hasta que se calmen.
Habla a su nivel
Una buena técnica es colocarse al nivel de tu hijo para hablar con él. Agáchate, colócate en cuclillas y míralo a los ojos cuando platiques con él.
Hazlo poco a poco, sabemos que no es fácil, pero tú puedes… porque sabemos cuánto amas a tus hijos.
“Un niño no nace violento, aprende a serlo cuando imita los comportamientos de quienes lo rodean”: Katharine C. Kersey