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martes, marzo 19, 2024
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Reflexión sobre la soledad

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¿Cuántas veces te has sentido solo aún estando con personas? ¿Cuántas veces lo has estado en presencia física, cuántas veces también has disfrutado es soledad?

El significado y aprendizaje que obtienes de las emociones y sensaciones a partir de esa palabra es lo realmente valioso.

Es por ello que compartimos contigo esta reflexión:

Muchas personas perciben la soledad como algo negativo y a veces hasta trágico. Este sentimiento necesario y propio puede dar lugar, al contrario de lo que se piensa, a una situación de mucho provecho y placer. ¡Aprenda a disfrutarla!

Según el conocido psicólogo Walter Riso, la soledad no se define por sustracción de materia (estar sin alguien o algo), sino por una multiplicación del “yo” que se recrea en el autodescubrimiento.

Y con esto no se habla de retiros espirituales ni de aislarse en un bosque deshabitado; se habla de apropiarse de la soledad, tocarla, meterse en ella, perderle el miedo y así, convertirla en una experiencia fructífera y alegre.

Las personas suelen verla como un fracaso en la vida personal y no como un tiempo maravilloso para valorarse y apreciarse. Lo más común es quejarnos de ella e intentar sacarla de nuestra vida, en vez de aprovecharla y disfrutarla.

Por esta razón, debe tener presente esto para deleitarse con una buena compañía: su soledad.

No es algo negativo. Piense, ¿qué mejor compañía para usted que usted mismo? Cuando se sienta solo, en vez de buscar cómo llenar ese vacío con personas y situaciones que le hagan sentir menos solitario, aprenda a sentirse bien consigo mismo sin buscar el regocijo en agentes externos.

Acciones simples como ir al cine o a comer nos van reconciliando con nosotros y nos ayudan a sentirnos cómodos y gratos. Está bien que queramos compartir con otras personas, pero esto no debe convertirse en una condición fundamental del sentirse bien.

En sus momentos de soledad, apréciese, quiérase y resalte lo bueno de usted, todo individuo es útil y capaz. No vea la soledad como un problema ni se minimice junto a ella. Evite frases como “quiero salir a divertirme, pero no tengo con quien”, “ir a comer solo me da pena”. Tome la soledad como un tiempo para encontrarse, en el cual se invita a salir y conversar consigo mismo.

Tenga presente que hay momentos que son exclusivamente suyos y no están diseñados ni pensados para nadie más, son tiempos necesarios e importantes que no debe obviar.

Las personas que sufren de apego, bien sea por individuos o cosas materiales, son las que menos toleran la soledad, pues tienden a ser personas dependientes. Si este es el caso, analícese a sí mismo y busque el porqué se manifiesta tal apego.

Para Riso, este se da principalmente por baja autoestima, necesidad de tener éxito, búsqueda de la seguridad o el sentirse débil. Para solucionarlo, es importante identificar los orígenes de la dependencia, cómo nació, cómo evolucionó y por qué se mantiene, es decir, delimitarla, reconocerla y enfrentarla.

Las personas que se complacen en la soledad son seres independientes.

La soledad no es evasión. En ocasiones, muchas personas huyen de ella por evadir ciertos aspectos de su vida. Se sobrecargan de actividades para posponer el encuentro interno, pues sienten temor a explorar lo que se encontrarán dentro de sí.

Incluso, los individuos suelen llegar a extremos, deteriorando cuerpo y cerebro por exceso de actividades. Recuerde que para tener un equilibrio, es primordial conocerse internamente y dialogar con el Yo interno.

Aproveche esos tiempos de soledad para explorar situaciones nuevas y sacar a relucir el espíritu aventurero que todos tenemos. Empiece por cosas sencillas y, de seguro, encontrará una variedad de situaciones y emociones maravillosas que no había vivido por no tener compañía.

Además de eso, no olvide que la diversión y el disfrute no se trata solo de salidas y de compartir; leer un libro, dedicarse a escuchar música, admirar un atardecer, etc., también son momentos que otorgan placer y resultan perfectos en solitario.

“La soledad inteligente no es desolación o aislamiento; es una elección razonada donde los demás siguen disponibles para el encuentro”, Walter Riso.

 

Autor: Giuliana Villarroel

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