Te compartimos este texto con mucho amor:
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Hoy aprendí de que si todos nos seguimos juzgando, jamás habrá un cambio consiente para mejorarnos.
Hoy aprendí de que la mayoría de las veces hay que aprender a PERDONAR.
Por eso hoy me repetí muchas veces, hasta hacerme consiente de estas sabias palabras
Perdón, perdona, perdono.
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La fábula del puerco espín
Durante la Edad de Hielo, muchos animales murieron a causa del frío.
Los puercoespín dándose cuenta de la situación, decidieron unirse en grupos. De esa manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.
Así que tuvieron que hacer una elección, o aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos. De esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona muy cercana puede ocasionar, ya que lo más importante es el calor del otro.
De esa forma pudieron sobrevivir.
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La mejor relación no es aquella que une a personas perfectas, sino aquella en que cada individuo aprende a vivir con los defectos de los demás y a admirar sus cualidades.