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Indiscutiblemente las perlas son hermosas, aun así debes de saber que son producto del dolor. Toda perla es el resultado de una herida producida por un grano de arena que ha entrado al interior de una ostra.
Por lo que una ostra que no ha sido una herida no puede producir perlas. En la parte interior de la ostra se encuentra una sustancia llamada “nácar” y cuando un grano de arena penetra una ostra esta lo recubre con capas de nácar hasta formar lo que conocemos como perlas.
– ¿Te has sentido herido por las palabras, o actitudes de alguien?
– ¿Has sido acusado de decir cosas que nunca has dicho?
– ¿Han sido tus ideas rechazadas o ridiculizadas?
– ¿Te han culpado de haber hecho algo que jamás hiciste?
– ¿Tu actitud frente a ciertas situaciones, se malinterpreta?
– ¿Has sufrido alguna vez los golpes de la indiferencia?
– ¿Te han herido precisamente aquellas personas que menos esperabas?
– ¿No te valoran como realmente lo mereces?
Entonces perdona aquellos que te hieren y haz de tu herida una perla, cubre tus heridas con capaz de amor y recuerda que mientras más y recuerda que mientras más cubiertas estén, menos dolor sentirás.
De lo contrario si no recubres tus heridas con amor estas permanecerán abiertas y dolerán más y más cada día. Se infectaran con el resentimiento y la amargura y peor aún nunca sanaran.
Nuestra sociedad está repleta de “ostras vacías” no por que no haya sido heridas sino porque no supieron perdonar, comprender y transformar el dolor en una perla.
Recuerda siempre: ¡Que una perla es el fruto de una herida sanada con amor!
