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martes, marzo 19, 2024
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Tendrás no a la mujer que quieres, sino a la mujer que mereces

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Te compartimos este texto que te hará reflexionar un poco sobre tu relación de pareja:

A tu lado fui feliz, me sentí complementada en todos los sentidos, siempre. Todo parecía ir excelente, creí haber visto todas tus personalidades y tuve la oportunidad de conocer varias de tus facetas; pero solo hasta el final, me mostraste una que hubiera apostado no tenías… la de cobarde.

Al involucrarme contigo creí que ambos estábamos en un mismo canal, que sabias al igual que yo cuáles eran las reglas del juego, creí que teníamos el mismo nivel de madurez, que íbamos en la misma dirección y con un mismo propósito.

Lamento decirte que a una mujer como yo, no la engañas con cualquier artimaña; fuiste muy poco inteligente al pensar que podías tratarme como a quienes han formado parte de tu historial.

Recuerdo muy bien la excusa que nos separó… tus palabras fueron… “No quiero hacerte daño, eres una gran mujer, pero en este momento no puedo continuar con la relación”

¡Cobarde!

Te sentías perfectamente a mi lado, y de pronto… ¿decidiste que yo no era la adecuada?, y sin embargo al dejarme, dejaste entrar a alguien qué es todo lo que yo no soy. ¡Es tan incongruente!

Y yo sé la razón…

No pudiste permanecer conmigo porque significaba un reto para ti. No pudiste amarme, no porque yo no fuera una buena opción, sino porque sentiste miedo de no estar a mi altura.

Preferiste quedarte con la niña buena, la que a todo diga sí, que no te rete intelectualmente, prefieres a la chica sin criterio para tener siempre la razón, quien te diga “eres mi vida entera”, porque eso engrandece tu ego, ya que por el contrario, para mí, sabes que no serías la vida entera, porque contigo o sin ti, mi vida ya está entera.

Lo que más lamento es tu cobardía, el hecho de que te intimidara mi seguridad y mi independencia. No pudiste lidiar con una verdadera mujer, no pudiste soportar que no fuera la mujer que necesita ser protegida y que siempre espera aprobación, porque siempre te demostré, que con mi sola opinión bastaba.

Mi personalidad te abrumaba, por eso entiendo que te hayas ido al lado de alguien que no te opaque, que no te quite protagonismo. No tendrás que preocuparte, porque ella, seguramente es tan simple que no hay de que temer, tendrás a quien presumir y nada más.

Admirabas mi independencia, fue siempre una cualidad que distinguías en mí. Ahora estás con alguien que se aferra a ti como si la vida se le fuera en ello. Una mujer que no tiene vida propia porque es un hecho, que más allá de ti y ella, no tiene nada. No me queda claro si lo que esperabas era tener una mujer o encontrar más bien un tapete para tu hogar.

Es irónico que lo que más te atrajo de mi sea lo que ahora te aleja. Te dio pánico verme como tu igual y no entiendes que existimos mujeres que no queremos ser la princesa del cuento, no; algunas queremos ser esas grandes mujeres que vayan a la par de ese gran hombre, no detrás. Ese tipo de mujeres que buscan crecer junto a su hombre y que los acercan a sus propósitos y que no solo avanzan por inercia.

Ella es un caso típico de la mujer buena, que vive y se desvive para ti; esa chica tierna, la de ensueño, la chica que a todo mundo cae bien, porque su personalidad es escuálida, sin pretensiones, ni disposición propia; aquella que solo espera indicaciones, que adora que la halagues para sentirse bonita, aquella a la que necesitas reafirmar su autoestima, haciéndola parecer y sentir sensiblemente querida, esa mujer que tiene mucho que decir pero poco que aportar. Es una verdadera lástima; tarde o temprano querrás volver corriendo a encontrarme, porque tendrás a tu lado a un títere como mujer.

Recordarás aquellas largas charlas que tuvimos, donde hablábamos por horas de tantos temas que siempre sabíamos cual era el de inicio, pero nunca sabíamos cuál vendría al final. Extrañarás esas carcajadas que te arrancaba con tantas ocurrencias y palabras, quizá simples, pero sí con un fin; cómo acariciábamos nuestras mentes con inteligencia y carisma, cómo con simpatía alimentábamos nuestros momentos juntos. Con ella aseguro, sólo escucharás sinrazones y tonterías.

Echarás de menos sobre todo el respeto que yo tenía hacia tu privacidad, hacia tu espacio; cuando en ocasiones requerías alejarte hacia tu espacio, aquél lugar al que solías acudir cuando necesitabas paz. Ella en cambio te exasperará, porque cuando tú necesites retirarte, ella correrá despavorida hacia ti y no logrará entender que es una necesidad natural tuya. No sabrá que en ese momento debe retroceder y ocuparse de ella misma, sabiendo que en poco tiempo tú regresaras con amor renovado.

Querrás que ella te admire siempre, como yo lo hice. Decepcionado estarás, porque ella solo admirará de ti lo superficial; o, ¿acaso me vas a decir que ella conoce profundamente tus anhelos y pasiones?, aquellos que a mí me llevo meses conocer y descifrar.

Ella conoce tu cuerpo, sabe del lunar en tu pectoral izquierdo, de tus tres canas en la nuca, también, le encantará tu barba, admirará tu buen físico, pero ignorará por completo tus logros, ni siquiera imagina lo que has hecho para llegar a donde estas o por qué te encuentras en ese lugar.

Ella sabrá que te fascina dormir hasta muy entrada la mañana en fines de semana, y solo esperará paciente que despiertes, pero sé que desconoce, qué palabras utilizar para hacerte brincar de la cama mucho antes que eso. Desconoce que hay algo que tú y yo sabemos que amas más aun que dormir… y eso lo apuesto, no lo descubrirá.

No tiene ni idea de quién eres, no la culpo, tú tampoco sabes quién soy yo… pero lo sabrás, muy pronto lo sabrás. Cuando despiertes de tu letargo y veas a tu lado a una mujer que no te hace querer ser mejor persona, que no te admira ni te presiona a avanzar, a lograr objetivos, que no te comprende ni sabe enfocarse en lo importante por estar pendiente de lo irrelevante.

¡Cobarde!

El día de mañana, cuando al amanecer, despiertes y mires hacia tu izquierda, que es el lugar donde yo dormía en tu cama, querrás ver mi cara, no la de ella, querrás tocar mi cuerpo, no el de ella, querrás besar mis labios, no los de ella.

Pero sobre todas las cosas, querrás encontrar a tu lado a una verdadera mujer y yo desde lejos intuiré eso, y esbozaré una leve y satisfactoria sonrisa, porque a tu lado tendrás, no a la mujer que quisieras tener, sino a la mujer… que mereces tener.

¡Buena suerte!

Escrito por: Laura Calderón
Fuente: elacorazado.mx

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